El lobo, perdido en Namek.[Lightning, Katto]

Algo surcaba el aire a una velocidad bastante considerable. Demasiado grande para ser un ave, demasiado pequeño para un insecto. Solo se podía ver la estela de un traje verde y una cabellera blanca repeinada hacia detrás por el incesante viento que golpeaba su cuerpo. Se paró, quedando de pie, cerca de una nube, y miró hacia el suelo. Veía una especie de pradera, un lago y un poblado a lo lejos. Uhm. Se había alejado más de lo previsto.

Arqueó una ceja intrigado por saber donde se había metido ahora. Pero no, no tenía miedo ni mucho menos. Todo eso representaba un nuevo desafio para el pequeño, nuevos retos que superaba. Y sobretodo..Nueva gente a la que patearle el trasero. Eso era lo más interesante para Thanatos. Aterrizó en tierra con sus zapatos negros, se acomodó el cinturón para evitar que su traje se aflojara y comenzó a andar.

-¡Que salga quien haya por aquí, a partir de ahora este territorio me pertenece. Es propiedad del lobo blanco, ¡THANATOS!- Gritó, retumbando su voz por todo el terreno, mientras se llevaba las manos a las caderas, esperando que alguien le hiciera frente, o apareciera ante tal reclamo. También existía la opción de que ese territorio estuviera abandonado, pero así, no tendría ninguna gracia.

Los constantes impulsos de anciedad de Katto de recorrer el mundo en busca de aventuras le habían llevado a un lugar llamado Namek, en donde habían estado los primeros pueblos namekianos en el planeta tierra, era un lugar muy distinto a todo paisaje que el zorro hubiera visto en sus viajes. Los paisajes aunque eran un poco desérticos, tenían una fauna bastante curiosa y muchos de los pueblos pequeños tenían sus propias costumbres y tradiciones siendo algo bastante interesante de ver, sin embargo muy bien sabia Katto que no se podía quedar mucho en ese lugar puesto a que tenía muchos lugares que recorrer y no tenía tiempo para hacer de turista aunque ese lugar si fuera bastante interesante para el con tanta diversidad.
Así Katto se mantenía entretenido, comprando fruta cosechada por los namekianos y mirando ese exótico y único paisaje que era fascinante de apreciar, Katto le dio un mordisco a una fruta que había comprado en un pequeño puesto cuando en ese momento un objeto surcaba el cielo y aterrizaba de manera violenta en los alrededores.

Se trataba de un chico de pequeña estatura y de pelo blanco que sin provocación ni motivos empezaba a parlotear de que este era su territorio, como si se tratara de un matón o un dictador que podía tomar lo que quisiera cuando le diera la gana.
Esto hizo que el pequeño zorro diera un leve gruñido de molestia mientras que aun con el fruto en la boca se acercara al chico.

De pronto, de manera sorpresiva y casi sin darse cuenta, una chica rubia con ojos azulinos casi cristalinos se acercó al chico aterrizando con una actitud imponente dejándole claro que este no era su territorio.


Al ver como la rubia se dirigía al muchacho, el zorro también se acercó a la discusión con un tono igual aunque un poco más inocente mientras movía la cola y hablaba mientras masticaba la fruta que tenía en la boca haciendo que se viera menos amenazante, chica tiene razón, no es cortés que vengas a hacerte el guapo sin esperar que alguno de los nativos de saque el cerebro de una bofetada le dijo al muchacho mientras que con el ceño fruncido movía las orejas y la cola a la vez que le daba otra mordida a la fruta que estaba comiendo.