Un nuevo inicio

La taberna parecía estar en sus mejores días, últimamente todo aquel que pisaba la isla se pasaba por allí aunque solo fuese a echar un vistazo, si buscas algo o alguien ese es tu sitio. La taberna en si no es nada del otro mundo, un pequeño local cutre con una decena de mesas circulares de madera repartídas por todo el lugar, una barra bastante grande detrás de la cual podemos encontrar una gran cantidad de licores de distintos tipos, desde la típica bebida de los piratas, el ron, hasta el propio sake, pasando por barriles repletos de vino y cerveza...nada que no tuviera una buena taberna. Pero lo que pocos sabían era que lo que hacía la taberna el lugar que era ahora eran los soplones, gente que vive por y para divulgar información. Los soplones son verdaderos titiriteros de las redes de información...si alguien llega a la ciudad central, lo sabrán, si alguien patea una piedra en medio del pueblo, lo sabrán, si alguien tiene precio por su cabeza..serán los primeros en saberlo. Sin embargo existen varios tipos de soplones...aquellos que cambian su información a cambio de dinero y aquellos que divulgan su información a alguien para luego aprovecharse del botín conseguído...en ambos casos suelen trabajar en grupos y suelen ser la opción más rápida y fácil para encontrar lo que buscas, por eso muchos cazarecompensas acuden a ellos. Gracias a eso la taberna pocas veces se queda vacía, siempre hay gente en el interior intentando hacer tratos o intimidarse entre si...pero es difícil intimidar a alguien cuando no sabes el número de personas que tiene apoyandole. Además de los soplones también existe un tablón gigante en el que se van juntando carteles de búsqueda, misiones varias y alguna que otra oferta de asesinato...cualquier oferta le vendría bien a cualquiera de los presentes con tal de conseguir algo de dinero y comprar comida. Después de la transformacion estaba muy cansado

El día de hoy no difería mucho del resto de los últimos días, la mayor parte de las mesas estaban ocupadas, casi todas por dos personas sentadas frente a frente y un pequeños grupo tras ellos, como si de un enfrentamiento se tratase. Algunos acababan rápido sus negocios otros en cambio acumulaban ya varias jarras vacías a un lado de la mesa. En la barra no había tanta gente, algún que otro forastero que tan solo quería beber. Un destello morado pasó frente a él y salió de la barra para adentrarse en la multitud presente en el local. Por encima de la cabeza de todos los presentes viajaba una gran bandeja de plata con por lo menos seis jarras repletas de una combinación de frutas dorada en equilibrio sobre ella.

Las puertas del local se abrieron de par en par dejado ver tras de si unos encapuchados que se acercaron a la barra. Eran tres personas que diferían mucho entre si con tan solo una mirada, uno de ellos debería medir mas de 2 metros y de complexión física era más bien flaco, su túnica castaña desgastada estaba atada por varias cadenas oxidadas a modo de chaleco terminando en un gran candado de plata sobre su pecho. El más pequeño de ellos parecía un enano en comparación con los otros dos, al igual que los otros llevaba el rostro cubierto por una capucha que impedía verle algún que otro rasgo físico, utiliza un bastón más grande que él para caminar. Por último aquel que parecía más normal tenía una estatura media y parecía tener una corpulencia robusta. Ambos se acercaron a paso lento a la barra, el alto y el más bajo parecían ir cuchicheando algo por el camino. ¡Camarera! 3 jarras de cerveza por aquí -Dijo aquel que iba delante de los otros dos- a primera vista parecía ser el líder del grupo. Golpeó la mesa con el puño para llamar aún más la atención. Hay algo en estos tipos que no me gusta -pensó Vegeta mientras seguía bebiendo su jarra de fruta sin quitarles un ojo de encima a los recién llegados-